El Significado del Sonido




Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.

Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.

En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.

Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.

Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.

El significado del sonido constituye un esfuerzo para tomar consciencia acerca del ciclo de la vida, cada uno de los poemas busca resaltar el nacimiento, la vida, la muerte y lo desconocido.
A través de una serie de videos se relaciona la música y los visuales con el único propósito de enaltecer el concepto que subyace al proyecto.




Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.

Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.

Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.

¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?

¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?

El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.

Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.

Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.

Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.

Wislawa Szymborska
(1923-2012)
Una del Montón
Del nacimiento y sus posibilidades




Quienquiera que seas, sospecho con temor que caminas por los senderos de los sueños,
Temo que estas realidades ilusorias se desvanezcan bajo tus pies y entre tus manos,
Desde ahora tus facciones, alegrías, lenguaje, casa, negocio, modales, molestias, locuras, traje, se separan de tí,
se me aparecen tu alma y tu cuerpo verdaderos,
se apartan de negocios, comercio, tiendas, trabajo, granja, casa, compra, venta, comer, beber, sufrimiento, muerte.

Quienquiera que seas, pongo sobre tí mis manos para que seas mi poema,
te murmuro al oído:
he amado a muchas mujeres y a muchos hombres, pero a nadie he amado tanto como a tí.

Oh, he sido tardo y mudo,
debí haberme abierto camino hacia tí hace mucho tiempo,
no debí haber proclamado a nadie sino a tí, no debí haber cantado a nadie sino a tí.

Lo abandonaré todo y vendré, y cantaré himnos en tu honor,
nadie te ha comprendido, pero yo te comprendo,
nadie te ha justificado, y tú no te has justificado tampoco,
no hay nadie que no te haya encontrado imperfecto, sólo yo no hallo en tí imperfecciones,
no hay nadie que no haya querido esclavizarte, yo soy el único que no aceptará tu servidumbre,
yo soy el único que no te impone señor, ni dueño, ni superior, ni Dios, fuera de los que hay intrínsicamente en tí mismo.

Los pintores han representado sus grupos abigarrados alrededor de una figura central,
de la cabeza de la figura central se extiende un nimbo de luz áurea,
pero yo pinto miríadas de cabezas, y a ninguna le falta su nimbo de luz áurea,
que de mis manos, y del cerebro de todo hombre y mujer, fluye y resplandece eternamente.
¡Oh, yo podría cantar de tí grandezas y glorias!
No te has conocido a ti mismo, tu vida entera sólo ha sido un sueño interior,
tus párpados han estado cerrados casi siempre,
De la vida: La belleza y el terror de existir
Walt
Whitman
(1819-1892)




tus actos vuelven a ti para escarnecerte
(si tu trabajo, tu saber, tus plegarias no vuelven a ti para escarnecerte, ¿para qué vuelven?),
el escarnio no te pertenece, debajo de él y dentro de él te veo en acecho,
te he seguido hasta donde nadie te ha seguido,
si el silencio, la mesa de trabajo, la expresión petulante, la noche, la rutina diaria te ocultan de los demás o de ti mismo, no te ocultan de mí,
si el rostro rasurado, el ojo inquieto, la tez impura engañan a los demás, a mí no me engañan,
yo aparto el vestido llamativo, la actividad vergonzosa, la embriaguez, la codicia, la muerte prematura.
No hay don de hombre o de mujer que no se adapte a ti,
no hay virtud ni belleza en el hombre o en la mujer que no estén también en ti,
y ningún placer les aguarda al hombre o a la mujer que no te aguarde también a ti.

En cuanto a mí, yo no doy nada a nadie sin darte a ti otra cosa igual,
yo no canto la gloria de nadie, ni la de Dios, antes de cantar tu gloria.

¡Quienquiera que seas, reclama lo tuyo a cualquier precio!
Las pompas de Oriente y Occidente son insignificantes comparadas contigo, estas praderas inmensas, estos ríos interminables: tú eres inmenso e interminable como ellos,
estos furores, elementos, borrascas, movimientos de la naturaleza, agonías de aparente aniquilamiento: eres tú, hombre o mujer, su soberano o soberana,
soberano o soberana, por tu propio derecho, eres dueño o dueña de la naturaleza, elementos, dolor, pasiones, aniquilamiento.

Las trabas caen de tus tobillos, encuentras en ti recursos inagotables,
viejo o joven, hombre o mujer, grosero, bajo, rechazado por todos, lo que tú seas te proclama,
a través del nacimiento, vida, muerte, entierro, los medios abundantes, nada te será escatimado,
a través de cóleras, pérdidas, ambiciones, ignorancia, hastío, lo que tú eres se abrirá paso.
A Ti
De la muerte y lo desconocido
Pedro Calderón de la Barca
(1600-1681)



Es verdad, pues: reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!):
¡que hay quien intente reinar
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!






Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí,
destas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
La vida es sueño